MEDIO AMBIENTE
¿Qué está haciendo el hombre con la naturaleza? Es la pregunta que nos hacemos todos los días al ver la problemática ambiental en la que vivimos, El hombre desde el transcurso de los milenios, a modificado el medio ambiente físico y biológico. Ha construido ciudades y canales, ah descendido al subsuelo para buscar carbono, petróleo, metano uranio. A roturado inmensos territorios forestales, y matado innumerables animales terrestres y marinos para satisfacer sus necesidades alimentarias o placenteras, esta constante explotación indiscriminada de estos recursos por la sociedad, está causando daños al propio hombre, a la vida vegetal y animal. La sobrepoblación y falta de conciencia ha ocasionado que se abuse de dichos recursos.
Nuestra sociedad de consumo origina miles de millones de toneladas de residuos: productos industriales de desecho, objetos viejos y usados, embalajes y residuos agrarios. Estos inconvenientes surgen del mal reparto espacial de la gente, industrias y riqueza. La acumulación industrial, la densa congregación de la población en áreas metropolitanas y grandes ciudades, y la progresiva deserción del campo nos daña doblemente; entre tanto, la calidad de vida urbana se deteriora y las áreas agrícolas cultivadas durante siglos se convierten en tierras infecundas.
La actividad humana ha sido siempre causa de la generación de residuos y de contaminación. Todavía no se ha sobrepasado el aforo de rehabilitación de nuestro planeta, pero esta capacidad se está llevando a sus límites. Por lo tanto, se reconoce casi generalmente que debemos conciliar nuestra actividad económica y social a lo que la tierra puede sobrellevar; no pueden existir respuestas fraccionadas, y la sociedad de manera general, debe admitir esta verdad.
Algunas personas han dicho que es solo un grupo de ambientalistas y nada más, aún cuando la evidencia empírica y científica sugiere que algo extraño pasa hoy en día en nuestro amado planeta azul, además, argumentan que todo lo que sugieren los estudios para tomar acción contra el cambio climático (energías más eficientes, vehículos más pequeños, etc.…) terminaría por lastimar o por lo menos, ralentizar la economía mundial.
Las ventajas del desarrollo sostenible en sí son muchas, empezando porque un manejo adecuado de nuestro entorno nos garantiza que por lo menos tendremos un sitio estable a lo largo del tiempo en cuanto al clima y un sistema responsable en el largo plazo si nos referimos a la flora, fauna y al correcto ciclo de los ecosistemas. En teoría, las ventajas de un método para administrar de manera globalizada el entorno que nos rodea son que estas serían mundialmente compartidas y ejecutadas por todos, según nuestro grado de capacidad para afrontar los posibles costos que el desarrollo sostenible puede generar, es decir, de una manera equitativa y justa.
El crecimiento económico que se pierda por las regulaciones ambientales sería poco comparado con la total parada de los medios de producción de un futuro y caótico mundo, donde nos lamentaríamos de no haber actuado antes cuando los costos relativos eran mucho menores para solucionar el problema.
Sin embargo, falta mucha conciencia, especialmente en los países más desarrollados, que tienen la mayor responsabilidad por sus grandes emisiones de gases, y según el principio de equidad, son los que deberían pagar más, al menos en un mundo de responsabilidades y acciones compartidas.
Desde hace relativamente poco, unos 50 años el ser humano ha tomado cierta conciencia, en el tema de la contaminación y la preocupación por el futuro de los habitantes del planeta, a pesar de este interés, realmente solo se ha quedado en eso, en interés, ya que son pocos los proyectos para parar en seco esta destrucción planetaria. Hay ciertos países, como el nuestro, que apuestan por introducir a gran escala energías renovables, reciclan gran porcentaje de residuos, etc., otros muchos son los que no quieren comprometerse de ningún modo, ni siquiera de una manera lenta y progresiva.
Con todo lo dicho anteriormente, no quiere decir que vayamos hacia un futuro apocalíptico terrestre, todo lo contrario es importante darse cuenta que aún no se ha hecho lo suficiente y que por lo tanto hay que hacer muchísimo más.
Los sectores en los que más hay que trabajar son: energías, desarrollo del bienestar social y agricultura. El último apartado será viable cuando la población del planeta se estabilice, puesto que la producción agrícola por mucho que se mejore tiene un límite y no podrá seguir produciendo sosteniblemente sobrepasado dicho límite.
El objetivo de la humanidad en cuanto a energías, ha de ser el de obtener una energía limpia, barata y segura, que pueda suministrarse a todo el planeta. En concordancia con esto hay que ahorrar y economizar al máximo el gasto energético y claro está, invertir en investigar y desarrollar medios para encontrar esta “milagrosa” energía.
Las fuentes de energía renovables son distintas a las de combustibles fósiles o centrales nucleares debido a su diversidad y abundancia. Se considera que el Sol abastecerá estas fuentes de energía (radiación solar, viento, lluvia, etc.) durante los próximos cuatro mil millones de años. La primera ventaja de una cierta cantidad de fuentes de energía renovables es que no producen gases de efecto invernadero ni otras emisiones, contrariamente a lo que ocurre con los combustibles, sean fósiles o renovables. Algunas fuentes renovables no emiten dióxido de carbono adicional, salvo los necesarios para su construcción y funcionamiento, y no presentan ningún riesgo suplementario, tales como el riesgo nuclear.
No obstante, algunos sistemas de energía renovable generan problemas ecológicos particulares. Los primeros aerogeneradores eran peligrosos para los pájaros, pues sus aspas giraban muy deprisa, mientras que las centrales hidroeléctricas pueden crear obstáculos a la emigración de ciertos peces, un problema serio en muchos ríos del mundo (en los ríos del noroeste de Norteamérica que desembocan en el Océano Pacífico, se redujo la población de salmones drásticamente).
Un problema inherente a las energías renovables es su naturaleza difusa, con la excepción de la energía geotérmica la cual, sin embargo, sólo es accesible donde la corteza terrestre es fina, como las fuentes calientes y los géiseres. Puesto que ciertas fuentes de energía renovable proporcionan una energía de una intensidad relativamente baja, distribuida sobre grandes superficies, son necesarias nuevos tipos de "centrales" para convertirlas en fuentes utilizables.
La producción de energía eléctrica permanente exige fuentes de alimentación fiables o medios de almacenamiento (sistemas hidráulicos de almacenamiento por bomba, baterías, futuras pilas de combustible de hidrógeno, etc.). Así pues, debido al elevado coste del almacenamiento de la energía, un pequeño sistema autónomo resulta raramente económico, excepto en situaciones aisladas, cuando la conexión a la red de energía implica costes más elevados.
Por otro lado, también la biomasa no es realmente inagotable, aun siendo renovable. Su uso solamente puede hacerse en casos limitados. Existen dudas sobre la capacidad de la agricultura para proporcionar las cantidades de masa vegetal necesaria si esta fuente se populariza, lo que se está demostrando con el aumento de los precios de los cereales debido a su aprovechamiento para la producción de biocombustibles. Por otro lado, todos los biocombustibles producen mayor cantidad de dióxido de carbono por unidad de energía producida que los equivalentes fósiles.
Un inconveniente evidente de las energías renovables es su impacto visual en el ambiente local. Algunas personas odian la estética de los generadores eólicos y mencionan la conservación de la naturaleza cuando hablan de las grandes instalaciones solares eléctricas fuera de las ciudades. Sin embargo, todo el mundo encuentra encanto en la vista de los "viejos molinos de viento" que, en su tiempo, eran una muestra bien visible de la técnica disponible.
Otros intentan utilizar estas tecnologías de una manera eficaz y satisfactoria estéticamente: los paneles solares fijos pueden duplicar las barreras anti-ruido a lo largo de las autopistas, hay techos disponibles y podrían incluso ser sustituidos completamente por captadores solares, células fotovoltaicas amorfas que pueden emplearse para teñir las ventanas y producir energía, etc.
En el ámbito del bienestar social hay que garantizar unas condiciones mínimas para toda la población, incluyendo en este apartado la conservación del medio ambiente. Estas condiciones indispensables son por supuesto las relacionadas con los derechos fundamentales del ser humano, que aún en la actualidad con el desarrollo que se ha conseguido en los países industrializados, sigue sin asegurarse al 100% de la humanidad. Esta probablemente, sea la mayor dificultad que tengamos a la hora de hacer un planeta sostenible.
La agricultura ha de ser ecológica pero a la vez de muy alto rendimiento para asegurar la alimentación de la población, que no deja de crecer, tanto en los países industrializados como en los menos desarrollados. En los primeros por la inmigración, más necesaria de lo que se cree y en los segundos, debido a un alto crecimiento demográfico, que a pesar de la alta mortalidad, se alcanzará niveles de población que los propios países no son capaces de absorber, por lo que se producen las migraciones. Con esto último, quiero decir que para parar el crecimiento demográfico y mantener una economía que ofrezca una agricultura y una explotación del entorno sostenibles, hay que empezar ayudando a los menos favorecidos, dándoles herramientas con las que poder desarrollarse en todos los aspectos.
Todo lo anterior sería posible, si por ejemplo, todos los países destinaran el gasto militar a proyectos de desarrollo sostenible, es decir, que invirtieran exactamente el mismo dinero que se dedica a la destrucción en muchos casos, ya que lo único que debería de existir sería la cooperación y la ayuda entre los diferentes pueblos y naciones de la comunidad internacional.
Un ejemplo de cultura sostenible es la cultura hispanoamericana. Los espacios étnicos de América Latina fueron y siguen siendo hoy escenarios de estrategias de supervivencia y de etno-eco-desarrollo mediante el desarrollo de prácticas productivas sustentables; así se generaron importantes tecnologías agrícolas y trabajos públicos para el uso sostenible de recursos hidrológicos y para el incremento de la fertilidad de la tierra, técnicas para la conservación de agua y la prevención de erosión, así como de variadas innovaciones y estrategias agroecológicas: terrazas, chinampas, andenes y camellones. Este vasto repertorio de conocimientos técnicos y prácticas productivas, permitió el desarrollo y guió la evolución de las diferentes culturas que habitan la región andina y las zonas tropicales americanas. Las culturas indígenas americanas han preservado y redefinido sus identidades en sus encuentros y fusiones interétnicas en el período prehispánico y en los procesos de mestizaje que siguieron después de las conquistas española y portuguesa.
Una estrategia de libre mercado no puede tender un puente sobre el abismo que existe entre ricos y pobres, característico de los dualismos de nuestros días. Más bien, propongo un enfoque que reconoce que los recursos naturales están limitados, que se centre en los temas de pobreza y sostenibilidad, ofreciendo un programa de desarrollo rural para aquellos actualmente excluidos y el cual también mejorará las condiciones del resto de la sociedad. Tanto el creciente número de pobres como los problemas ambientales en aumento requieren soluciones que sean menos dependientes de los azares del mercado; que tomen en cuenta lo redundante que resulta para grandes porciones de la población su inserción en la estructura actual de la producción y del crecimiento económico y, que en consecuencia, fortalezcan a esta gente, creando un sistema en el cual las comunidades puedan sobrevivir sin una integración completa en el mercado global.
Las investigaciones muestran que cuando se da oportunidad y acceso a los recursos, los pobres, más que otros grupos sociales, son propensos a emprender acciones directas para proteger y mejorar el ambiente. Desde esta perspectiva, entonces, un modelo de desarrollo alternativo requiere de nuevas formas de participación directa de las comunidades campesinas e indígenas dentro de un programa de creación de empleos en las áreas rurales, que incrementen los ingresos y mejoren los estándares de vida. Al recomendar políticas que fomenten y salvaguarden a los productores rurales en sus esfuerzos para llegar a ser nuevamente una fuerza social y productiva vibrante y viable, este ensayo propone contribuir al conocimiento de los pasos requeridos para promover la sostenibilidad.
En definitiva, es nuestra obligación como habitantes de este planeta conservarlo y cuidarlo para que generaciones futuras puedan disfrutar de él.
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Stefania Bernal.
Bryan Espitia.
Sergio Gomez.
Universidad Manuela Beltran.